lunes, 9 de septiembre de 2013

Y ahi estabas tú, con esa sonrisa tan radiante, que provocaban esos dulces hoyuelos, ahi estaban los labios que tanto me habían besado, que tanto me habían demostrado.Las manos que acariciaron cada centimetro de mi cuerpo, los brazos que me ayudaron a luchar contra el frio. Los tenía frente a mi, pero todo era diferente. Y ahi estaba yo, queriéndote, recordando  nuestra promesa de amor eterno, ese amor que nunca volverá. Ahi estaba yo, con la esperanza de que algún día te dieras cuenta de lo mucho que habías perdido. Ahi estabamos los dos, unos desconocidos que se conocian jodidamente bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario